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Creatividad Libertina

SOPA de Letras (1)

SOPA de Letras (1)

Hubiese deseado que la primera entrada de este, el Año del Fin del Mundo, fuese en otro talante. En un año que pinta promisorio en más de un sentido, y en el que el compromiso con el activismo es una constante para un servidor, una amenaza mucho más ominosa y rápida cobra fuerza en estos días.

Para aquellos creadores como el que suscribe, quienes vemos en la Internet el último—si no el único, a veces— bastión para difundir nuestra propuesta, sea a través de las redes sociales, o de las bitácoras personales en línea, como la que he procurado llevar en estos últimos tres años; la aparición de una iniciativa de ley global que coarta el derecho más básico que ha caracterizado este metaverso, la libertad de expresión, significa una afrenta directa a nuestra labor creativa.

Esta es la llamada ley SOPA, acrónimo de Stop Online Piracy Act, y sus respectivos ecos nacionales.

De ser honestos, aún no logro dimensionar la extensión que esta iniciativa posee, en parte por la radicalización que el tema ha tomado en la red, el protagonismo de instancias de renombre en este ámbito, como la Wikipedia, Twitter o Google; y en otra, por la falta de una disciplina personal para informarme sobre el texto de dicha ley, así como de su interpretación y repercusiones de la misma.

Reconozco esto, porque asumo que más de un correligionario, colega o lector de este humilde espacio, se encuentra en la misma situación: saturado de información parcial, participando en algún tipo de protesta online, generando textos contestatarios al respecto incluso pero, en el fondo, sin un conocimiento sólido sobre el fenómeno.

El ánimo de esta entrada es, no obstante, convocar a todo aquel que se identifique con mi situación personal y, a falta de un foro concreto hacia el cual dirigirnos para discutir, establecer redes de trabajo conjunto. Actualmente he mantenido charlas personales con algunos compañeros, tanto de la M.L., como con artistas no relacionados directamente con este movimiento; sobre nuestras impresiones al respecto. Asimismo, y gracias a la amistad epistolar que mantengo con colegas escritores del movimiento EGOÍsta, intercambio opiniones sobre la posibilidad de establecer una agenda conjunta.

Si bien, esta nueva amenaza no varía mi posición con respecto al llamado que, hace unos meses hiciera para tomar acción respecto a los problemas de fondo en el arte y la sociedad que lo detenta como propio, debo señalar que las aristas que presenta tal situación exceden mis primeras acciones emprendidas y, dicho sea de paso, ameritan un programa de trabajo concreto para dicha situación.

Por tanto, amigo lector, te conmino a informarte sobre esta iniciativa; a difundir los datos recabados, y a conformar grupos de discusión, máxime si tu labor está del lado de los librepensadores; aquellos que no sólo deseamos ser escuchados, mucho menos nos empeñamos en conformar un estilo y propuestas rentables, no se diga lucrativas; sino que tomamos como propia la insatisfacción que afecta a nuestra sociedad.

De igual forma, toda protesta y activismo al respecto es bienvenida. Un servidor procurará ser partícipe de dichas estrategias, pero mi desavenencia con el fanatismo ciego me obliga a insistir en que dicha participación sea informada y colectiva. La mayoría aún no conocemos los detalles, ni siquiera los más relevantes. Hablemos pues, intercambiemos reflexiones y preparemos acciones conjuntas.

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