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Creatividad Libertina

Año va.... 2009.

Otra vuelta de tuerca. El ritual anual toca a su fin. Tan sólo un cambio de fecha más.


El planeta ha dado un giro más alrededor de su estrella, y sus habitantes se regocijan casi demencialmente por haberle sobrevivido.

Usualmente, el fin de año es fecha de recuentos, exámenes de conciencia, abrazos y recriminaciones entre propios y ajenos, y sé que hacer alguna de estas dinámicas grupales a las que estamos tan acostumbrados, tan sólo sería repetir el esquema. Apelar a lugares comunes en la agenda social, y contradecir mis últimos pronunciamientos.

Sin embargo esta noche, entre oporto y ravioles de muy buen sazón, deseo unirme – al menos un poco- a los usos y costumbres. Un último homenaje en este año del Ridículo que muere por decreto a la medianoche.

Un año que no pasó en vano sobre de mí. Que dejó claras huellas de su existencia en cuerpo y alma; quizás no tan visibles ni fatales como podría sonar la frase, pero no por eso menos importantes.

Un año en el que siento por vez primera el guiño de la vejez sobre mi estampa; en el que, no lo negaré, hubo de todo. Que cumplió expectativas y clichés de “Salud, Dinero y Amor”

Salud, que la hubo, de no ser por esta gripa que hoy también parece despedirse. Dinero que fluyo, y que como vino, ya se ha ido. Amor que viví, de manera intermitente y terregosa, pero que ahí estuvo.

No podría, no debería de quejarme entonces esta noche. Esa en la que los malos agüeros se despejan ante el viso de un nuevo porvenir. ¡Cómo si el avanzar del calendario aligerara la carga que se lleva a cuestas, y exculpara los pecados!

Por otro lado, si así fuera, ¿Por qué entonces vivo las festividades sin sentirlas? ¿Por qué mi decepción hacia las instituciones y sus practicantes? Y sobretodo, ¿por qué la maldita soledad, pese a estar rodeado de una celebración?

Algo debió fallar. Quizás no hice bien esos ridículos rituales propiciatorios que se estilan en estas épocas del año. Quizás es que finalmente se cumplió aquella sentencia que me condenaba a hartar a los que me rodean, y ellos a mí. Tal vez sea efecto de la circunstancia, que otrora era mi aliada, y hoy día me da la espalda en respuesta a mis actos.

Al final, es probable que sólo se deba a la sobrevaloración que solía darle a determinadas fechas en mi pasado practicante. La excesiva fe en que una mera vuelta de hoja me mostrase un libro nuevo. Al final, resulta que esto no es sino un día más. Uno que aumenta en progresión la fecha. Año va, año viene. Como lo fue ayer, y como será en el mañana. Lo que importa no es el tiempo, sino las acciones.

 

Feliz 2009 a todos los lectores, sin ánimo de malograr intenciones personales…


3 comentarios

Dino Marconni -

Proacticante, en este momento, se refiere al distanciamiento de la familia. Con esto se completaría el anatema hacia las instituciones socializadoras, ya que del aparato eclesiástico me exilié un buen día de abril de 2005; y de la academia en agosto pasado. Sé que faltaría aún el cisma con el Estado, pero al momento me tiene sin cuidado...

Thánatos -

Me llama la atención una de las frases que se leen en el cuerpo del texto. ¿Pasado practicante? ¿Querrá decir que usted, joven, se ha unido a la larga lista de los defraudados por un dios en el que ha puesto su confianza y el cuidado del reino de las excepciones?

¿Deja de lado la institución cristiana? Se unirá usted al teísmo ilustrado?

EvaB -

¡Señor, señor!! Sus comentarios no aparecen, tanto como usted.
De tal palo tal astilla o dicen que las cosas se parecen a su dueño.