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Creatividad Libertina

El Asombroso Dino Marconni... (2)

El Asombroso Dino Marconni... (2)

 

La magia es la más bella y difícil de las artes.

Contrario a lo que usualmente se cree, que el deleite del espectador se basa en la capacidad del artista para transmitir la esencia de la obra, por ejemplo, al admirar las pinceladas sobre un lienzo, la magia se opone por completo a dicha idea. Su éxito, y por consiguiente el gozo que ésta suscite, depende por completo de que el espectador jamás entienda qué sucedió frente a sus ojos. Cuando la esencia, el truco, queda al descubierto, el encanto se rompe, desaparece el gozo, y el espectador es vuelto de golpe a la crudeza de la realidad.

En este sentido, el arte de la magia consiste en invocar a lo irracional. Sorprender al otro con algo que no entiende, pero que lo encuentre maravilloso e irresistible…

Fragmento del manuscrito inconcluso de

Georges du Maurier, “El Arte de la Magia”,

 

Marconni era un sujeto enigmático. Aquella tarde en la cantina conocí tan sólo un poco de su vida, lo suficiente para comprender que era un apasionado de la magia, a la que llamaba con solemnidad, “el arte irracional”

--Los magos, ilusionistas, prestidigitadores, e incluso los carteristas—decía—pertenecemos a una raza de semidioses que andamos por la Tierra, sumidos en la circunstancia y la incomprensión. Se nos subestima y en ocasiones relega, pero al final nadie negará que plantamos la semilla de la duda: desaparecemos cosas, las cambiamos de lugar, hacemos surgir prodigios de donde jamás debían aparecer. Violamos toda ley de la convención, la física o la razón; y le diré algo, mi amigo. Es por eso que todos nos envidian.

--Yo no lo envidio—repuse al tiempo que miraba de arriba abajo el andrajoso sombrero que tenía sobre la barra.

--pero me admira—respondió con un extraño brillo en sus ojos—admira el que lograra ganarle al cantinero con tanta seguridad, y la admiración es una versión hipócrita de la envidia…

--Pura suerte—murmuré mientras le daba un sorbo al whisky—ya lo dijo usted hace un rato.

Pero en su ajado rostro se dibujó una mueca. Sonrió, y dio un trago a la copa:

--La Fortuna siempre le sonreirá a los prestidigitadores, mi buen amigo. Podría decirse que el concepto del azar fue un invento de nuestra autoría.

--Pamplinas—repliqué, un poco molesto por su obstinación—ahora me dirá que, además de salvar el día sacándome de un problema que usted inició, además tenía todo calculado.

Marconni miró hacia donde estaba el cantinero. Se hallaba discutiendo con un anciano que se negaba a pagar la cuenta de unos músicos que le habían tocado por casi media hora.

--Le demostraré lo que digo—sacó el mazo de cartas y, tras barajarlo con lentitud un momento, me lo ofreció para hacer el corte. Desganado, lo complací, a lo que él añadió:

--Jugaremos a una mano, como con el dueño del local. Si usted gana, le invito un trago, si no, usted lo hará.

Tras repartir las cartas y hacer los cambios, desistí, pues no había nada en el juego que tenía, sin embargo, Marconni lucía apesadumbrado cada vez que miraba su mano.

--olvide esto, mi amigo, ha ganado.

--espere—le respondí, mostrando mi mano—no tengo juego. No me dirá que usted tampoco…

--No es eso--el mago estiró la mano, mostrando un par de sietes—es que al parecer ha tenido razón.

Yo miré la escena sin entender sus comentarios. Aún no comprendía el porqué de su desazón. De mal modo, recogió la baraja y la lanzó dentro de su chistera. Acto seguido se levantó dejando un billete de diez pesos sobre la mesa.

--Tome—masculló—por lo mío, y por la deuda. Hasta luego.

--Espere—exclamé, poco antes de que cruzara la puerta del local—pero dígame. ¿Qué le sucede?

--¿Sucede, amigo mío?—suspiró, mientras hacía una caravana—sucede que al final todo resultó ser efecto del azar. Que no soy más que la sombra del prestidigitador, y como tal me marcho con el sol. Que le aproveche...

Fragmento del diario personal de Antonio Aguinaga,

Investigador privado, Presidencia de la República.

1 comentario

Thánatos Turandot -

La segunda entrega ya de las andanzas de este mago existencial. ¿Será un virtuoso que entrelaza lo incomprensible con lo cotidiano?